20 septiembre 2007

¿TENEMOS FUERZA DE VOLUNTAD LOS ENFERMOS ALCOHÓLICOS?

Ésta es una pequeña reflexión, que tiene su origen en una conversación mantenida con mi mujer sobre el tema de la fuerza de voluntad en los enfermos alcohólicos. Es un tema bastante debatido en nuestras terapias, aunque nunca, que yo recuerde, hemos llegado a una conclusión unánime.A veces, incluso, se presta a confusión y, por éso, quiero dejar mi postura al respecto.Para mí, hay tres fases por las que pasamos, desde el momento en que damos ( o nos hacen dar) el primer paso hacia la desintoxicación y el abandono del alcohol:

1. Toma de conciencia:

Hay que aceptar la realidad de nuestra condición de enfermos; asumir ésto es dar el primer paso hacia la curación.
2. Voluntad:

O fuerza de voluntad, si se quiere expresar así. La voluntad es la manifestación de la decisión libre de hacer o no hacer. Por tanto, si es una decisión libre, no se puede hacer uso de ella cuando estamos dominados por el alcohol, ya que, en esa situación, no somos libres.

Sí es posible ejercer la voluntad cuando estamos libres de la influencia del alcohol, es decir, cuando llevamos un tiempo suficiente de abstinencia y somos capaces de pensar y razonar libremente, En ese momento, podemos optar por beber o no beber.
3. Control:

Después de la opción libre, a sea, del ejercicio de la voluntad, aparece el control. En nosotros, si hacemos la opción de beber, no hay posibilidad de control y volvemos a la situación inicial. No podemos ser bebedores sociales, porque no controlamos; es el alcohol el que nos controla.

Pero, si libremente hemos optado por no beber (como ejercicio de voluntad), entonces entra en juego el control. Aquí sí que podemos y debemos controlar.¿Qué hay que controlar? Todo aquello que nos pueda alterar el seguir el camino que hemos elegido: evitar tentaciones y riesgos innecesarios, si no nos consideramos capaces de enfrentarnos a ellos, sin que nos suponga agobio, ansiedad o malestar.Si no podemos asistir a celebraciones, porque nos vamos a sentir mal, pues no vamos. Si tenemos que cambiar de compañías (no de amigos: los amigos de verdad siempre nos van a ayudar), pues cambiamos. Si hay que cambiar de costumbres, de ir a algunos sitios que nos recuerdan nuestra vida anterior, pues lo hacemos.Y todo ésto hay que hacerlo con la sonrisa por delante, con satisfacción, buen talante y buena gana, valorando lo que hemos recobrado, valorando que hemos vuelto a nacer, que se nos ha dado una nueva oportunidad de ser personas.
Y éso es un regalo que no todos tienen la suerte de recibir.
Alfonso, enfermo alcohólico, 24 horas sin beber.

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